Todos los santos y los buñuelos caseros de mermelada

El día de todos los santos se acerca. Y con él, lo normal es ver a la gente comprar flores, colocar velas y cirios en los cementerios y comer dulces típicos de esta fecha. Cada año, las pastelerías nos deleitan con maravillosos postres tradicionales como los buñuelos de viento o los huesos de santo.

Los tradicionales huesos de santo están hechos de mazapán rellenos de dulce de yema y su forma es alargada recordando a unas tibias. Son sencillos de realizar en casa, aunque hoy os vamos a dejar la receta de los buñuelos de viento, el otro dulce típico de esta fecha, con una pequeña variante.

Orígenes del buñuelo

¿Cuántas veces se nos ha hecho la boca agua delante de una bandeja a rebosar de buñuelos recién hechos? Nos aventuramos a decir, que ¡todas! Este postre típico de todos los santos se remonta al siglo X.

Los judíos cocinaban unos bollos fritos, llamados bimuelos, hechos con harina de trigo para celebrar la Janucá Judía. Debido a la cercanía en el tiempo de esta fiesta con la de todos los santos, los cristianos tomaron prestada esta receta.

Con el tiempo, los buñuelos se hicieron muy populares en Madrid y de ahí pasaron a ser degustados en toda España.

Receta de los buñuelos de mermelada

Hay muchas recetas de buñuelos, aunque la receta básica consiste en una masa frita en aceite hecha con harina de trigo, mantequilla y huevo.

Se pueden comer solos o rellenos de nata o crema pastelera y también hay otras variantes como los rellenos de mermelada e incluso chocolate. Aunque actualmente, los pasteleros están agudizando el ingenio y encontramos rellenos tan insólitos como chicle, peta zetas o algodón de azúcar.

Si no te quieres liar la manta a la cabeza, prueba a elaborar nuestra receta tradicional con una pequeña variante: relleno de mermelada.

Ingredientes:

– 60 g. de harina.

– 150 ml. de agua.

– 50 g. de mantequilla.

– 2 huevos batidos.

– 1 rama de canela.

– 400 g. de mermelada de melocotón.

– Aceite de girasol.

– Azúcar glas.

Preparación

Primero se tamiza la harina. Después, se pone en una cazuela el agua con la canela y la mantequilla hasta que esta última se derrita. Se deja hervir un poco y retirar del fuego. A continuación, se quita la rama de canela y se añade la harina.

Con una cuchara de palo, se forma una bola. Cuando se empiece a despegar de las paredes, dejar enfriar en la nevera durante 10 minutos. Por último, se añaden los huevos poco a poco hasta formar una pasta homogénea.

Calentamos el aceite y se fríen pequeñas bolas de masa. Dejamos que se doren bien y escurrimos en un plato con un papel de cocina. Cuando estén fríos, los rellenamos con la mermelada de melocotón utilizando una manga pastelera. Espolvorear un poco de azúcar glas y ya están listos para comer.

Celebrar todos los santos nunca ha sido tan fácil ni tan dulce con esta sencilla receta.

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