Bolaos, un dulce tradicional con mucha historia

El bolao es una elaboración de confiteria desconocida por muchos y que sin embargo fue una pasta tradicional muy consumida en España, especialmente en el norte, desde el siglo XVIII hasta bien entrado el XX. Se trata de una pasta con forma alargada, de color blanco como nieve, de ingredientes sencillos pero al mismo tiempo compleja elaboración.

Hecho con clara de huevo a punto de nieve para obtener su aspecto característico, dos cucharadas de azúcar y zumo de limón, se trata de una elaboración muy tradicional y con siglos de historia a sus espaldas.

Una dulce historia de siglos

En cuanto a su origen, se lo disputan vascos, catalanes y franceses, aunque las investigaciones más creíbles afirman que lo inventó un repostero catalán en Barcelona al añadir azúcar glas a una preparación de azúcar en cocción.

Tras esa disputa sobre el origen, parece ser que la opción española ganó la contienda. Según las fuentes, el repostero fue perfeccionando el resultado obtenido hasta crear lo que se conoce como bolao, también llamado azucarillo en algunos lugares como las verbenas madrileñas, donde era muy popular. Se consumía frecuentemente en celebraciones como bailes populares o fiestas de graduación de los estudiantes, como una forma de endulzar el agua o las limonadas disolviendo la pasta en la bebida. Igualmente, en muchos lugares del norte de España era muy frecuente como acompañamiento de la bebida tradicional de chocolate, sirviéndose sumergido en agua fría para su disolución.

Los bolaos, unos dulces muy presentes en la cultura popular de los siglos XIX y XX

Algunas pruebas que demuestran la gran popularidad de los bolaos son los testimonios del escritor francés Alejandro Dumas, quien en una visita a España tuvo la ocasión de visitar una chocolatería en Tolosa (Navarra), con el fin de probar el tradicional chocolate a la taza tan español. Al servirlo, venía acompañado de una copa con agua fría, y en su interior, una pasta alargada que extrañó al escritor. Tras probar el agua con el dulce disuelto, le sorprendió gratamente y lo hizo saber en uno de sus escritos.

Asimismo, según algunas crónicas, durante la pandemia de gripe que asoló Europa en 1918, mal conocida como gripe española (debido a la gran cobertura de la enfermedad realizada por la prensa de España), se aconsejaba a los pacientes consumir este tipo de dulce, pues era considerado como un refresco que aportaba energía, muy eficaz para recuperar las fuerzas perdidas por la convalecencia.

Quizá sea un dulce del que a lo mejor no habías oído hablar hasta leer este artículo, pero que en la actualidad se sigue elaborando de forma tradicional, a la antigua usanza. Si eres de aquellos a los que les gusta mantener las buenas costumbres, este producto puede ser ideal para una deliciosa merienda acompañado de chocolate caliente y pastas tradicionales.

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