Curiosidades del hojaldre

El hojaldre forma parte de muchísimas preparaciones emblemáticas de nuestra gastronomía. Pero, a pesar de que es un producto muy común, lo seguimos viendo como un alimento elegante, delicado y especial. La masa de hojaldre es sinónimo de cocina elaborada y de calidad, incluso cuando se trata de los más sencillos lazos azucarados. Pero ¿sabes qué es el hojaldre? Acompáñanos y te explicaremos sus secretos.

La historia del hojaldre

Hay indicios de que los antiguos griegos y romanos utilizaron masas similares al hojaldre, pero no es hasta la Edad Media que tenemos pruebas claras de su existencia. Concretamente, en las zonas de dominio árabe. Como sabrás, la repostería árabe siempre ha sido muy apreciada por su delicadeza y exotismo y, en este sentido, el hojaldre cumple perfectamente el propósito. Es muy diferente de otras masas de pan tradicionales, que son densas, migosas o compactas. El hojaldre es ligero, sabroso y estético. Se cree que las primeras versiones árabes se elaboraron en al-Ándalus, con un método similar al de la pasta filo actual: colocando hoja por hoja, con aceite, hasta formar una «pila».

Del aceite a la grasa animal

Las primeras recetas modernas aparecen en la España y Francia del siglo XVII y muestran que las claves del hojaldre no han cambiado mucho a lo largo de los siglos. Ya entonces se había sustituido el aceite por la manteca o la mantequilla, tal y como se hace ahora. Ese es el elemento diferenciador fundamental de la masa de hojaldre.

Hay una curiosa leyenda que sitúa el origen del hojaldre en un despiste de Claude Lorrain, cocinero francés del XVII, que al hacer pasteles olvidó añadir la materia grasa. Para corregir el error, estiró la masa y puso mantequilla entre capa y capa.

La trabajosa elaboración del hojaldre

No sabemos si esa leyenda es cierta, pero sí sabemos que la elaboración del hojaldre requiere paciencia y habilidad. Por eso, la mayoría de las pastelerías prefieren comprar la masa preparada, aunque todavía quedamos quienes seguimos el método tradicional al elaborar postres artesanos. Sobre todo, porque en nuestra confitería consideramos que el resultado es incomparable. El sabor y la textura de lo artesano se nota en los lazos, pastelitos y demás postres por encargo que ofrecemos.

El hojaldre se elabora con harina, agua y mantequilla fresca. La masa de harina y agua se estira, y sobre ella se pone la mantequilla. Se deja enfriar unos 20-30 minutos, se dobla, se vuelve a estirar y se repite. El proceso se completa varias veces, y el resultado son finísimas capas de masa separadas por mantequilla. Al cocerse en el horno, la mantequilla fríe o cuece la masa, que se separa en hojas (de ahí su nombre). Es laborioso, pero merece la pena.

Como el pan o la pasta, el hojaldre es un producto de sabor neutro, ni salado ni dulce, por lo que admite perfectamente rellenos de todo tipo. Chocolate o atún, carne o cabello de ángel, nata o tomate, da igual. A lo largo de la historia, el hojaldre aparece en aperitivos, entrantes, platos principales, postres y dulces diversos, tanto fríos como calientes. ¿Cuál es tu preferido?

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